Si te entusiasma optimizar tu productividad y las nuevas formas de trabajo, puede que hayas oído sobre el método Bullet Journal, una técnica para organizar el día a día que rápidamente se convirtió en un fenómeno.
Es difícil de evitar. El sistema de Ryder Carroll y su libro, El método Bullet Journal: Examina tu pasado, ordena tu presente, diseña tu futuro, tienen miles de seguidores y, al buscar con sus múltiples hashtags (hay millones de publicaciones en Instagram solo con #bulletjournal), se pueden ver agendas perfectas sobre mesas junto a tazas de té matcha, con entradas prolijamente escritas, horarios impecables y frases optimistas como «¡INSPIRACIÓN!» y «El día está lleno de oportunidades» en letra cursiva decorada.
Quizás, como a mí, esto te haga dudar. Las imágenes de perfección me generan la misma combinación de odio, envidia y deseo que siento cuando (tontamente) miro las publicaciones de moda o fitness de los influencers. Mi cuerpo nunca será así y mis cuadernos tampoco.
El método Bullet Journal es, básicamente, un sistema de organización que te permite lidiar con el cúmulo diario de tareas mediante la escritura a mano en un formato específico en un cuaderno exclusivo para ese fin. Este método enfatiza que debe hacerse a mano, escribir y registrar las actividades diarias, una y otra vez, día tras día: un sistema de filtro natural que te permite reconocer qué es importante y qué es una pérdida de tiempo.
«La idea principal es despejar el desorden: reunir todas las cosas que tenemos dispersas en la mente, todos los trozos de papel, y contar con un recurso único», dice Magdalyn Duffie, diseñadora gráfica independiente de Carolina del Norte que comenzó a aplicar el método hace un año con el fin de hacer más ejercicio y beber más agua. «Me resulta muy útil ver cuándo me fue bien y cuándo me descarrilé. Además, es muy bueno para llevar las cuentas».
Duffie dio un taller introductorio sobre el método Bullet Journal en WeWork One City Center, en Raleigh. Había un cupo para 50 personas, pero se inscribieron 125. Cuenta que la parte más compleja de internalizar para las personas fue el tópico más importante, establecer intenciones. «La práctica de tomarse un momento por la mañana y pensar en la jornada que vendrá es realmente difícil para las personas», explica.
Lamentablemente, no conté con Duffie como guía, solo una asignación para probar el método y organizar mi cuaderno. Mi primer obstáculo, no tengo solo un cuaderno. Tengo mi agenda semanal, un anotador de bolsillo, mis listas diarias de pendientes para ideas y reuniones, y un cuaderno grande Leuchtturm1917, que creo que es mi centésimo diario. Todos estos cuadernos son indisciplinados, extremadamente variados, con papeles y notitas adhesivas que sobresalen. No necesito otro más, pensaba. No obstante, compré un cuaderno oficial de la marca Bullet Journal (también de Leuchtturm1917) y el libro de Carroll.
En su libro, Carroll, que solía ser diseñador de productos digitales antes de popularizar las agendas diarias, te guía a través del método como un sobrino amable y paciente. Al principio, el formato puede parecer desconcertante. Al abrir el libro, ves que las primeras páginas están en blanco. Al comienzo del mes, escribes las fechas en una columna, con una nota breve junto a las siguientes fechas importantes y, en la página opuesta, una lista de las tareas que debes completar en la semana. Este es tu registro mensual.
Luego, tomas una extensión de dos páginas y la divides en seis secciones. Cada una debe llevar los nombres de los seis meses siguientes y debe incluir los eventos y plazos venideros. Este es tu registro futuro.
En otra página, escribes la lista de pendientes del día. Para esta lista, hay símbolos específicos: un punto para una tarea, un círculo para un evento, una flecha hacia adelante para pasar al día siguiente y una X para marcar la finalización. Carroll denomina esto «migración». «La migración está diseñada a fin de agregar la fricción necesaria para reducir la velocidad, dar un paso atrás y pensar en las tareas que debes completar».
Me gusta la palabra. Como soy una persona con millones de cosas que hacer, hace años que vengo «migrando»; solo que yo lo llamo «procrastinación», «pereza» y «fracaso». Una días después de iniciar el proceso, comencé a notar los beneficios de darle un nombre más noble, de separar lo importante de lo insustancial.
También existe un símbolo de guion para las «notas» (observaciones, reflexiones y sugerencias) y un signo de exclamación para las ideas repentinas que no encajan en las demás categorías. Si estas notas empiezan a ocupar más espacio, o una tarea se vuelve más complicada, pueden agruparse y trasladarse a otras páginas del cuaderno llamadas «colecciones».
En mi caso, de inmediato tuve que armar colecciones, las notas que tenía en mi escritorio sobre películas que quería mirar se convirtieron en la página «Películas». Un dispositivo de grabación que me recomendó un amigo fue a «Tecnología», e incluso creé una lista llamada «Canciones de karaoke». Además, este proceso me ayudó a consolidar algunos proyectos, como un viaje a Los Ángeles, un registro del ejercicio y la meditación diarios, y una página para hacer un seguimiento de los envíos (y rechazos) de una novela que intento publicar.
Al destinar esas primeras páginas en blanco del diario a un índice, Carroll resuelve el problema de ubicación de todas estas colecciones. Una vez que la página tiene un tema determinado, escribes el título y el número de página en el índice al comienzo del cuaderno. Entonces, mis listas de tareas diarias se ven interrumpidas por las colecciones: un viaje a L. Á., mi registro de salud, libros que quiero leer, etc., y esto está bien porque el índice al comienzo ordena todo. Esto puede ser un punto de inflexión para mí. Los cúmulos de escritos que guardé todos estos años están llenas de ideas que solo veo si me tomo el tiempo de leerlas y de descifrar mi propia letra.
El uso de guiones y signos de exclamación también fue revelador. La libertad de incluir pensamientos personales en la página de tareas pendientes me permitió registrar cuestiones mundanas y pequeños momentos que a veces no puedo incluir en mi diario. Las últimas dos semanas, registré cómo fue que me sentí un poco «fuera de lugar» en un show de comedia, pero también me divertí; un sueño en el que era un fugitivo, y la observación de que salí con un amigo, nos pasamos el rato hablando sobre otros amigos y luego me sentí mal por eso.
Al final del mes, Carroll te pide que revises tu cuaderno y reflexiones sobre tu vida para obtener una mirada granular sobre cómo usas el tiempo y qué ocupa tus pensamientos. Si hay algo merodeando en tu lista de tareas, sin terminar, durante días y semanas, tienes la libertad de tacharlo y sacarlo de tu vida.
Una noche, en medio de la prueba del método Bullet Journal, miré el programa de Marie Kondo en Netflix ¡A ordenar con Marie Kondo! A su dulce manera, alentaba a una familia joven a doblar correctamente la ropa para lavar, tomándose el tiempo de tocar cada prenda y agradecerle por sus servicios. Busqué mi cuaderno, agregué «Doblar la ropa para lavar» en mi registro diario, me senté en el suelo y doblé mi ropa. Toqué cada prenda y le agradecí. Mientras doblaba unos pantalones de pana marrón que tengo hace años, me brotaron lágrimas de gratitud.
Como Marie Kondo, el enfoque de Carroll es práctico y amable. Él te pide que pruebes el método con cuidado, gratitud y una sensación de relajación. «No, esta no es una invitación dudosa a fanatizarte con esta metodología. Sirve para no tener que preguntarte dónde están tus pensamientos».
Esta técnica se trata, de algún modo, de llevar el hemisferio izquierdo al derecho, pero aún no estoy seguro de si puede usarse artísticamente. Mis ideas surgen de repente y de manera fugaz, y no puedo esperar a hojear el cuaderno, encontrar la página designada y escribirlas prolijamente. («Podrías hacer una sección de ‘Descarga de ideas’ en tu cuaderno», sugiere Duffie).
Debo decir que esto transformó mi lista de tareas pendientes. El diseño aumenta la satisfacción de tachar cosas finalizadas. Y, como con mis amados pantalones de pana marrón, nunca me había dado cuenta de lo importante que es esa lista. Ahora la respeto y le agradezco, y el resultado es que luce mejor, más feliz, como si hubiera recibido una renovación y un corte de cabello. El proceso, tan solo dos semanas después, ya me hizo sentir más respeto por mi tiempo, por mis ideas y por el lugar que merecen. Además, mi clóset nunca estuvo más ordenado.
Tres cosas que debes saber sobre el método Bullet Journal
La letra cursiva decorada y los garabatos dignos de Instagram no son obligatorios. Carroll le quita importancia a la inspiración de Instagram asegurándote que: «lo único que importa en este método es el contenido, no la presentación. Si puedes elevar ambos aspectos, felicidades. Pero la única habilidad artística necesaria es la capacidad de dibujar líneas más o menos rectas».
Prepárate para asumir un compromiso de tres meses. Carroll aclara que el método es diferente para todas las personas y que, eventualmente, puedes adaptarlo a tu propia vida, pero sí pide que te ajustes al formato inicialmente por tres meses antes de dejarlo de lado o transformarlo.
Escribe todo. «Bueno o malo, importante o insignificante, toma notas», aconseja Carroll. «Si confiamos en la memoria, es posible que repitamos nuestros errores por engañarnos y creer que algo tuvo un efecto que en verdad no tuvo».